domingo, 2 de febrero de 2014

FELICIDADES MI BEBÉ

El sábado pasado celebramos los dos añitos de mi pequeño. 

Es increíble lo rápido que puede pasar el tiempo. .. aún recuerdo perfectamente lo que sentía con sus patadas en mi barriga. .. y ahora corretea dando patadas al balón. 

La verdad es que, a pesar de la morriña, tengo la sensación de estar disfrutándolo al máximo (dentro de la realidad que vivo, sabéis que lucho por cambiarla pero mientras...). 

Cada día le lleno de besos, le digo que le quiero,  que es maravilloso,  que es un orgullo ser su mamá. .. estoy deseando que esa lengua de trapo me diga el primer "te quiero"...ainssss moriré de amor en ese momento! !!

Pero mira por donde justo el día de su segundo cumpleaños se decidió a dormir sólo en su cuarto. 

Estoy alucinada.

Hace unas semanas le pusimos su habitación de "mayor", más que nada por razones de espacio y porque no tenía sentido seguir con aquella pedazo cuna vacía (bueno, servía de almacén) que como mucho se usó en la imaginación de unos padres primerizos.
Pero no teníamos colchón, hubo que encargarlo y aquella habitación era más inútil que antes. ..llegó el viernes y compramos unas sabanas monas para vestirla y, claro, decidió que dormiría en su "pama"(lenguilla de trapo llama así a la cama). Yo creí que a la mínima me llamaría,  aparecería en nuestra cama...pues no.

Van tres noches durmiendo del tirón allí. ..

¿Se ha terminado el colecho? ¡no me lo puedo creer!

No me lo quiero creer.


Pero ¿ya está?  ¿Esto es todo? Si la gente me decía "¡¿Qué duerme  con vosotros? ! Ahora no vas a poder sacarlo de ahí"
"Lo has mal acostumbrado a dormir contigo, cuando quieras que se vaya no podrás" y otras tantas frases del estilo. 

Pues mira...mucho antes de lo que hubiera deseado.

Mi niño siempre durmió con sus padres.  

Ya en el hospital dormía en mi pecho. No podía dejarlo en esa cuna horrible y fría. 

Nunca me había planteado el colecho,  fue algo que surgió  instintivamente cuando tuve a mi hijo. Y es que casi todas las decisiones importantes en la maternidad, las toma el instinto. Era como que no cabía otra forma de hacerlo.

En casa alguna vez, entre toma y toma dormía en su moisés,  a mi lado, pero yo me sentía mejor teniéndolo cerca, escuchando su respiración,  sintiendo su olor y su calor.

Hay infinidad de opiniones al respecto.  Yo creo que hice lo que debía (y sé que lo seguiré haciendo,  me da que esta huida de cama no es definitiva sino que es fruto de la novedad).

A mi pareja le podía la duda cuando hablaba con algún amigo cercano o familiar que le contaban que sus hijos dormían en otra habitación desde los tres o cuatro meses,  porque en ocasiones sé que se le hacía algo pesado (y es que las patadas nocturnas siempre le tocaban al pobre papá,  je je je), pero en cuanto tirábamos de la lengua de esa gente y salían testimonios del tipo "lo dejé llorar una semana y nunca más" o "bueno a veces llora y grita, pero ni caso, ya se dormirá" se le disipaban las dudas.
Al momento. 

No voy a hacer un alegato pro-colecho, voy a numerar por qué a mi familia sí le ha beneficiado (y volverá a hacerlo si Tiago vuelve o tenemos otro bebé):

1. Me ayudó a mantener la lactancia materna  : simplemente el bebé disponía del pecho a demanda con sólo buscar el pezón con su boquita. No tenía que llorar desesperado de hambre para llamar mi atención.
2. No padecí "nochecitas": nada de paseos a otro cuarto porque llora,  porque le toca teta... si el bebé hacía el menor ruido mamá y papá estaban allí.  Nadie se desvelaba.
3. Tranquilidad: para todos.  Estábamos juntos, lo sentíamos,  por tanto estábamos seguros y tranquilos. No ansiedades, no nerviosismo.
4. Favoreció el vínculo: entre los tres. Papá a veces refunfuñaba pero luego no podía dormir sin él.  Los abrazos nocturnos,  los besos de buenos días. .. una gozada
5. Piel con piel: porque en camita es donde mejor se está desnudo (sobre todo si tu bebé nace en invierno, como fue nuestro caso).

Lo mejor de todo es que, igual que con el pecho, no he tenido que pensar en "pasarlo a su cuarto" ni lloros. Simplemente él lo ha querido así,  como cuando se destetó.

Es más la única que duerme intranquila soy yo que cada rato me desvelo para oírlo y si le siento dar vueltas corro como una loca ver si me necesita... 

Y es que...¡le hecho de menos!

♥♥

1 comentario:

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